Las actividades de formación en la Fundación JERA están íntimamente ligadas con un enfoque pedagogía activa en la cual no es posible generar el aprendizaje sin una participación activa del estudiante. Este es quien construye sus propios conocimientos y por ello los espacios de crecimiento generados deben adecuarse a él. En este modelo es necesario tener en cuenta el entorno de los estudiantes, sus edades, intereses, características, necesidades y definir el tipo de relaciones entre ellos, sus facilitadores y maestros y el contexto en el cual se desempeñan.
En este sentido, la metodología en los espacios de formación están centradas sobre el modelo de educación experiencial que es una metodología de aprendizaje por medio de la experiencia directa apoyada en la dinámica grupal; donde cada individuo es protagonista en la construcción de su propio conocimiento a través de experimentar, reflexionar y descubrir para encontrar una aplicación clara a su vida diaria; esto sucede a partir de mirarse en sus relaciones con los demás y su rol dentro de un grupo durante las actividades y en espacios de retroalimentación facilitados.
Estas experiencias tienen cuatro características vitales para que el aprendizaje que se genere a partir de ellas, sea real:
a) Implican Retos. Básicamente un reto invita a revisar los propios límites y atravesarlos, exponiendo así el verdadero potencial humano. Cada actividad propone unos elementos de vida que nos ofrecen retos, unos elementos conceptuales que generan dialogo y una decisión personal frente a estos.
b) Te involucra integralmente. Proporcionan las condiciones necesarias, para que cada individuo logre enfocar su atención física, mental y emocional en un objetivo; condición que genera estados naturales de plena conciencia, como primer paso en un proceso de cambio. Una herramienta de nuestros talleres para esto consistirán en juegos. Esto permite que los participantes se involucren bajando las defensas habituales de su personalidad y reflexionar sobre sus miedos a lo desconocido, motivación al aprendizaje y demás actitudes no tan evidentes, que salen al participar de juegos y actividades.
c) Facilita el aprendizaje. Con retroalimentaciones en las que se logra traducir el contenido de éstas experiencias, en aprendizajes concretos que puedan ser convertidos en herramientas individuales y grupales, aportando dirección y enfoque desde los distintos niveles (individual y grupal) que han sido explorados.
d) Se adapta al grupo que asiste. Esta metodología permite que cada taller sea una experiencia única dado que cada grupo tiene una dinámica y unas características distintas por las personas que lo conforman; y la Educación Experiencial se caracteriza por facilitar los procesos individuales y grupales dependiendo de las necesidades específicas de cada uno aunque esté trabajando en un mismo objetivo y usando como herramienta una misma actividad. La actividad se constituye entonces como una "excusa" para introducir una temática, pero el abordaje de la misma está ligado a los procesos que se generen en ese momento de acuerdo a los asistentes, es decir que lo más importante son las reacciones de las personas frente a la actividad y no solamente la actividad en sí misma. Por esto los talleres son flexibles y expuestos a cambios en su desarrollo, porque dependen de las necesidades que manifieste el grupo.